Una: yo.
Dos: contigo.
Tres: tú y yo, y nuestro destino.
Dos: contigo.
Tres: tú y yo, y nuestro destino.
Te vi bailar,
y tardé un segundo en volverte a mirar,
dos en saber
que no te puedo perder,
tres en que se me pegase
tu desenfrenado compás.
y tardé un segundo en volverte a mirar,
dos en saber
que no te puedo perder,
tres en que se me pegase
tu desenfrenado compás.
Te vi soñar.
Uno de tus sueños fue conmigo,
dos tardaste en olvidarme,
y en el tercero me necesitaste,
y yo no me pude negar.
Uno de tus sueños fue conmigo,
dos tardaste en olvidarme,
y en el tercero me necesitaste,
y yo no me pude negar.
Te vi mirar.
La primera vez a ninguna parte,
la segunda hacia mis ojos expectantes,
la tercera vez te apartaste
y yo volví a naufragar.
La primera vez a ninguna parte,
la segunda hacia mis ojos expectantes,
la tercera vez te apartaste
y yo volví a naufragar.
Te vi temblar.
Una vez fue llorando por quien no te supo valorar,
la segunda tenías frío y quisiste que te arropase,
la tercera porque tenías miedo a despertar.
Sin nadie.
Una vez fue llorando por quien no te supo valorar,
la segunda tenías frío y quisiste que te arropase,
la tercera porque tenías miedo a despertar.
Sin nadie.
Te quise amar
con una mirada,
con dos palabras,
con tres versos desafinados que solo tratan de encajar.
con una mirada,
con dos palabras,
con tres versos desafinados que solo tratan de encajar.
Y así pasan nuestros días,
contando hasta tres, para volver a contar,
para volver a darnos
una primera,
una segunda
y una tercera oportunidad.
Pero nunca, nunca parar...
contando hasta tres, para volver a contar,
para volver a darnos
una primera,
una segunda
y una tercera oportunidad.
Pero nunca, nunca parar...