lo que buscabas,
si alguna de mis palabras
te habrá hecho tropezar, últimamente;
ni si te habrás curado ya de mi tristeza,
ahora que yo he aprendido
a besar esta herida
sin mancharme los labios.
No sé si te diste cuenta
de que estuve esperándote
al otro lado de tu invierno,
de que dejé de escuchar tus canciones
para volver a verme en las mías,
de que hubo noches en las que
el dolor era imposible,
pero no encontré las fuerzas para gritar.
No sé si tú has elegido este silencio
o si te has acostumbrado a él,
ni si te aprieta también un poco los huesos
este frío irremediable
cuando nos tenemos enfrente.
Tú estás más lejos que nunca.
Y yo no entiendo por qué duele tanto.
Quizá esperaba que el tiempo
curara y no enterrara.
Quizá no quise recordar
que hay muros que aparecen
de una noche a una mañana
también así: sin hacer ruido.
Pero por si te encontraran también a ti,
de golpe, estas palabras,
aún quiero decirte
que lo que yo nunca supe
fue a qué distancia colocarme
para que entendieras
que yo te esperaba.
Que aún te espero.
Y que me gustaría besar
estas ruinas contigo,
antes de dejar que el viento
se las lleve para siempre.
Porque no sé si tú habrás encontrado ya
lo que buscabas,
pero yo sí me he asomado a este vacío.
En él,
me he encontrado a mí.
Y ojalá todo este amor
fuera capaz de salvarte a ti también.
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