domingo, 2 de mayo de 2021

Tu lado de la ciudad

Qué distinta suena la calle
ahora que tú no la habitas.
Hay un silencio triste, acomplejado,
arrinconado en las aceras,
que no se atreve a decir tu nombre.

La ciudad está llena,
y qué distinta suena.
Cuántas veces nos habremos cruzado,
sin saberlo,
cuántas veces, con los ojos congelados,
cuántas distraídos por el viento,
cuántas veces paseando,
buscando la esperanza en una luz,
sin llegar nunca a alcanzarla.

¿Cómo serías tú antes de conocernos?
¿Cómo era yo antes de conocerte?
La calle nunca responde nada.

Recorro tu lado de la ciudad
-dónde estás-,
y cruzo la frontera
que lleva hasta mi casa.
Te dejo atrás
con tus canciones,
te dejo atrás 
con el rechinar de los coches
sobre el asfalto,
con la violencia de las voces
que inundan nuestras calles
de su fervor agresivo,
como de madrugada;
esas que han tomado 
a Madrid como rehén,
y no hay rescate 
que le devuelva su verdadera Libertad.

Bajo la cuesta que lleva a mi casa,
como se baja la vida a la nostalgia
un domingo por la tarde.
Te hago desaparecer.

Tu lado de la ciudad
parece ahora deshabitado,
y mis calles no suenan igual
cuando no te encuentro.

Cierro la puerta de mi casa.
Al fondo, 
la ciudad grita.

Mientras, aquí en mi cuarto,
el silencio no quema: arde.