sábado, 28 de diciembre de 2013

Pseudopoesía

Que de un hola y un adiós y viceversa
multiplicado por las doce veces que pestañeo por segundo
cuando me miras a los ojos,
para que no se me escapen las estrellas que me produces
y cieguen tus pupilas de purpurina;
se cosieron el roto y el descosido
que a tontas y a locas se pelean y desean
construyendo esas dos mitades
que, unidas, evocan eso que solía llamar corazón,
que se acelera cuando te acercas
y se dilata cuando te marchas.

Que de ese tiro, y aflojo,
te miro y luego me escondo,
y de esa costumbre
de escupirnos con tirachinas las caricias,
esta boca inquieta
ha quedado sometida
a la toxina de tu saliva,
que derrite mi aliento y lo contamina.

Que de tus palabras siempre bien construidas,
tu risa que se escapa por tus débiles mejillas
y tus párpados perplejos ,
que esconden con vergüenza el reflejo de tu alegría,
-porque siempre he sabido cómo hacerte feliz-
permanece viva en mí esa necesidad inmensa
de estar siempre cerca de ti;
con la eterna y perfecta excusa
de creer que te quiero, y que me quieres.
Porque creerlo siempre ha sido suficiente.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Y entonces...llegó diciembre.

Yo te miré
y tú cerraste los ojos.
Fue como si cerrases las puertas de tu alma,
y yo ya no sabía a qué puerta llamar
para poder pasar.
Nada me hiere más
que el que te escondas
tras esos párpados grises
y que no me dejes entrar en ti.
Y que cierres los ojos
y te creas inaccesible.
Porque no te das cuenta
de que entonces aprenderé a leer tus párpados,
como un día aprendí también
a leer tus ojos encandilados,
que hoy permanecen tan apáticos y sellados.
Porque siempre encontraré la manera de llegar a ti.
Porque ya ha llegado diciembre
y necesito que me mires
como hace no mucho tiempo lo hacías.
Que me mires sin miedo a lo que nuestros ojos digan,
sin miedo a que nieve.
Porque ya es diciembre, y yo solo le pido al frío
que no te lleve lejos,
y que no te olvides de quererme.
Y que te quedes.
En mi mes favorito,
en mi fulgor somnoliento,
en la niñez de mi "siempre".
Solo te pido que te quedes.
Y que no cierres los ojos,
que no me niegues.
Y que te quedes conmigo.
Porque ya es diciembre.
Y diciembre sin ti es solo frío.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

#Microcuento I

Y ese frío teléfono escuchó las risas más cálidas jamás recordadas.
Ella miraba al infinito con estrellas en los ojos y una sonrisa desenfrenada.
Él mandaba con su voz su corazón para abrazarla hasta que regresara.