martes, 25 de octubre de 2022

La bestia

«No sé si escuchaste 
mi último aullido
»
LEIVA 


La bestia no soy yo.

La bestia es esta hambre atroz 
de tu cuerpo.

La bestia es el espacio irreversible
que se ensancha entre nosotras
a medida que te alejas.

La bestia es este ruido
que me pesa en la garganta:
todo lo que no te he dicho.

La bestia es el animal
que me crece en el estómago,
ahora que has desaparecido de mi vida
sin llegar a irte del todo,
que es la peor forma de quedarse.

Y así te has quedado tú,
así me he quedado yo:
con un aliento grueso
imposible de tragar
cuando nos tenemos delante.

Miramos para un lado,
fingimos que todo está bien.
Quizá lo esté para ti.
Pero dentro de mí hay un rugido,
un aullido interminable,
un dolor silenciado
que ha despertado a la bestia.

Y, a ti, ¿te incomoda mi tristeza?
A mí me incomoda no poder respirar.
El animal se ha apoderado de cada hueco.
No me queda espacio para vivir dentro de mí.

Yo ya no me habito.

Deambulo por mi cuerpo
en la búsqueda de un lugar tranquilo
en el que reposar
y trazar un plan de reconquista.

Pero tu silencio también lo ha poblado todo.
Y no hay lugar al que yo vaya
en el que no estés tú.
Tu impronta, tu estela, tu risa,
tus canciones, el idioma
en el que aprendí a amarte.

También me pasa en la ciudad.
Tú estás fuera y estás dentro.

Y yo no estoy.
Ahora, solo está la bestia.