martes, 27 de febrero de 2024

Dead by a thousand cuts

Hay canciones que llegan tarde,
que se aferran, como lapas,
a heridas viejas, 
a dolores primitivos.
Palabras con sonido 
que embalsaman 
una tristeza
que ya no tiene lugar.

Igual que almas en pena
o espíritus sobrevenidos,
vagan las cicatrices 
por el cuerpo.
Quedan los restos del corazón
que se hizo añicos,
palpitan todavía las ascuas 
de aquel fuego.
Chisporrotean al oír la historia,
como un himno hipnótico 
que las llama a responder 
a la melancolía.

Son muertos vivientes,
y acuden a formar filas, 
igual que las ratas en Hamelín.

Así pervive, dentro, tu recuerdo.
Inactivo, como un volcán,
expectante, como un comienzo.
Reinventa nuestra historia
y vuelve a cobrar vida 
en forma de palabra.

Porque aunque la historia esté acabada,
sigue llenando páginas.

¿Y tú, persigues mis sombras
en la que fue nuestra casa?
Yo, sin embargo, me bebí 
hasta la última gota de tu veneno.

Dejé de incidir en el daño.
Llené el dolor del amor
que tú no quisiste.
Y esa fue la única forma de salvarme.
De sobrevivir a ti.

Comprender que el amor existe
aunque no sea devuelto,
entender que el amor vive
incluso más allá del mordisco,
que mi amor por ti
era también amor a mí.
Que yo no pretendía salvarte
sino librarme de ese vacío,
de una vida sin sobresaltos.

Y no me arrepiento de nada.
Porque el que ama, gana.
Porque amar es de valientes.

Ojalá algún día lo entiendas.

Que sobreviví 
a tus miles de puñaladas
y ahora te recuerdo en paz.
Aunque haya canciones que llegan tarde,
que necesité abrazar cuando 
la pena me asfixiaba,
-- porque eso también sucedió --.
Pero ahora resuenan
desde la calma.

Porque la música amansa también
la punzada invisible
de las heridas ilegítimas.
Agrupa los pedazos, 
los restos del naufragio.
Les da un sentido
y una sepultura
desde la que llorar el duelo
que les fue negado.

Así me siento yo ahora:
curada.
Gracias a esta música,
a estas palabras
que le dan forma al dolor
que yo nunca supe nombrar.

Quizá las canciones nunca llegan tarde.
Tal vez, en realidad,
llegan justo a tiempo.