viernes, 22 de mayo de 2015

<<¿Y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto?>>

Vamos dando tumbos y lo cierto es que desde aquí arriba todo se ve más despacio. Queremos estar siempre en primera fila para ver todo de cerca, y lo que no vemos es que desde la primera plana se pierden también otros planos que mirar. Y es que no es lo mismo verte venir que ver cómo te vas. Y es que no es lo mismo ser quien se apresura por las calles que quien mira a quienes se precipitan por la ciudad. Esa es la diferencia: la distancia.

La distancia, que es la unidad de medida entre tu olvido y el mío. La diferencia entre ser o estar, contigo. La diferencia entre mirar a las nubes o mirar hacia abajo y ver cómo el mundo transcurre, y ver que alguien ha roto una vida mientras que otro la ha salvado. La distancia, la diferencia, el punto de vista. Abarcarlo todo. Vamos dando tumbos y nos chocamos, y es muy difícil encontrar la distancia perfecta entre el suelo y las alas, entre tu voz y la mía, entre la piel y el amor. Entre nuestros engranajes para que la máquina gire y no haga humo y ruido y autodestrucción.

Desde arriba todo se ve distinto, y el aire da más en la cara, y te sientes más pequeña pero también más viva, y te vuelves tortuga con alas, capaz de apreciarlo todo a otra velocidad. Y yo no entiendo porqué la gente le tiene tanto miedo a las alturas, si lo que duele no es la caída, sino el golpe, con la realidad. Pero para eso estás tú, para agitar las alas cuando se tuercen las mías, para que no me caiga. Y es que en todos los cuentos hay castillos en el aire de tu risa. Y es que todos tenemos un rascacielos al que aferrarnos cuando el viento ruge muy rápido y nos desestabiliza. Ese es nuestro problema, la prisa. La cárcel. El cielo. ¿Y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto? Al menos lo suficiente para aterrizar en tus manos y despertar en un mundo nuevo.


jueves, 21 de mayo de 2015

Fiera

Para cuando quieras volver,
yo te espero.
Yo sigo aquí,
no me muevo.

Quiero ver la eternidad
siempre contigo,
aunque estés lejos.
Volverás.
Vuelve,
que yo te quiero.
Vuelve.
Siempre es cierto.

El siempre que te prometo
para que recuerdes,
para que nunca se te olvide
que nuestro siempre es verdadero.

Y que cuando quieras volver,
yo te espero,
que yo sigo aquí
y que no me muevo.

P.D: "Para cuando quieras volver"

miércoles, 13 de mayo de 2015

#Microcuento XI

El miedo es libre
y percatado:
solo nos mata
donde más nos duele.
A mí me dueles tú.
Nuestro amor,
quiero decir,
de tanto usarlo.

#Microcuento X

Enséñame a ser fuerte,
ayúdame a ser fuerte.
Ojalá fueras para siempre.
Resiste
al fuego,
a la marea,
a los años,
la tierra
y el aire.
Aguanta, eres fuerte.
Aguanta, yo te quiero.
Aguanta.
No me dejes sin pareja de baile.

domingo, 3 de mayo de 2015

Supermujer

Cincuenta y tres años cumplidos,
ojos azules grisáceos,
esos risueños ojos cansados
que me miran con estrellas de cariño.

Guapa, serena y fuerte,
lejos de convencionalismos y de clases,
es de la clase de las que pueden
conseguirlo todo a base de esforzarse.

Persona, mujer, madre y esposa,
su voz es suave y firme,
como su piel, de terciopelo invisible,
escondida bajo su capa de armadura vencedora.

En las palabras lleva verdad y sueños,
vida, alegría,
dolor y paz,
recuerdos,
historias que contar.
Y sus versos
son las fábulas
con las que cura
esas heridas de mi piel
que en la suya aún son quemaduras.

En sus brazos está la almohada
donde me acuna cuando despierto,
donde siempre encuentro hogar y consuelo.
Vuelvo a ser niña cuando me abraza.

En sus besos con olor a café
aún perviven el sol, la vida y el lucero
con los que me sigue disolviendo
las ganas de morder.

Permanecerla,
retenerla,
eternizarla,
eso quiero.
Parar el tiempo,
que no pase
por ninguna de las dos,
que me sigas cantando esa canción
con la que me espantas el miedo.

Y nada ni nadie pueden romper
tu amor eterno,
ese con el que me quieres
hasta cuando no lo merezco.

Sencilla y especial a la vez,
ojalá pudieses verte como yo te veo,
referente de vida, tesón y esfuerzo.
A amar me enseñaste tú también.

Supermamá, quiero ser
como tú eres, y serás siempre:
supermamá, y ante todo,
supermujer.