lunes, 21 de abril de 2014

“Me estoy preguntando si te quedarás”

Te has despertado, y me has pillado mirándote. Me has clavado los ojos, y yo casi me desmayo en una sobredosis de adrenalina al ver tu sonrisa escondiéndose bajo la almohada. Luego te levantas y te dejas caer sobre mí, y me abrazas, y parece que hasta vuelves a dormirte escondida en mi cuello. Y yo te acaricio, y miro al techo, y me pregunto si se puede ser más afortunada en la vida que viendo despertar al trocito de cielo aún sin contaminar que se acomoda en tu pecho. Entonces cierro los ojos y pido que se pare el tiempo para siempre. Y entonces me despiertas, risueña: -¡buenos días, mamá!-

jueves, 17 de abril de 2014

“Demasiados asientos vacíos para un vuelo low cost”


No sé si será el calor, el sueño, la prisa o las ganas. Supongo que todo eso ocupa la inmensidad de este avión: el calor, el sueño, la prisa, las ganas....y tú. Tu ausencia, quiero decir. Estás tardando en entrar, y el avión empieza a despegar. Supongo que no vas a venir. Y supongo que son demasiadas suposiciones para una luna de miel recién comenzada. Todo son suposiciones, menos lo que pasó. Dijiste que no, eso es todo.

“Acuérdate de mí cuando me olvides”


Cuando hayas olvidado todo lo que solía decirte, cuando ya no te acuerdes del sabor de la primavera sobre mis párpados, cuando recorras todos nuestros rincones y ya no tengan nuestro nombre grabado. Cuando tu piel se erice con otros labios, cuando el invierno venga más frío porque ya no te abrazo, cuando te claven los ojos y no sean naufragio.  Entonces seguirás creyendo que me has olvidado, y entonces, solo entonces, me recordarás.

sábado, 5 de abril de 2014

Tic Tac

No quisiste esperar a que se disculpase, y ella aceptó la condición de quien no tiene una segunda oportunidad. Pongamos que acudió y tú ya no estabas. Pongamos que iba a clavarte los ojos con esa intensidad solo propia de su persona, y a quererte para siempre. Pongamos que solo puso a prueba si tu espera era tan ansiada como la suya, tanto que no importaría esperar un poco más. Pongamos que acudió, con estrellas en la mirada y la sonrisa en cuarto creciente. Solo son suposiciones, pero tú ya no estabas. Y es que la felicidad es impuntual, y tú un impaciente.