martes, 11 de diciembre de 2018

Tendré que inventarla

Si no existe,
tendré que inventarla.
Hallar la forma
de transformarte en recuerdo
a través de la palabra.
Tendré que recorrer
los andamios de la lengua,
el laberinto de los verbos,
el remolino de la gramática,
para alcanzarla.
Sin sucumbir al desencanto,
al desaliento
o a la simplicidad de acomplejarla
con imágenes vacías ya creadas,
con incendios que no se apaguen con besos.
Viajaré hasta el país de la metáfora,
iré a buscarla
a bares y hoteles
y ciudades sin paz,
entre multitudes de letras
y expresiones malgastadas.
La encontraré, tal vez,
mirando a la noche germinar
mientras el sol,
como un murmullo sin voz,
se consume incendiando el mar.
Y allí estará,
esperándome también,
la frase adecuada.
La oración exacta
que llegue a curarte
de aquel dolor,
y te haga volver.

martes, 9 de octubre de 2018

sábado, 6 de octubre de 2018

Ansío el frío

Fuiste otoño
disfrazado de verano,
lobo en piel de cordero,
lluvia refrescante
a orillas de la tormenta.
Tus pies buscaban caminos
por los que precipitarse
sin querer, si quiera, 
que los siguiera;
sin despedirse se alejaban
por un camino húmedo,
lejano y oscuro
repleto de hojas y tierra.
Es octubre y hace sol,
un sol que no calienta
pero da calor,
perpetúa esta sensación
de quererte
como si aún estuvieras.
Anhelo el frío.
Espero el frío.
Ansío el frío.
Para reconocer tu ausencia
entre mis cosas
y aceptar de una vez por todas
que no vas a volver.

lunes, 1 de octubre de 2018

Tus ojos

Te miro a los ojos
y veo florecer palmeras
en el desierto,
brotar agua en el mar,
futuros contigo.
Te miro a esos ojos
que siempre van a la deriva,
que posan la atención
sobre algún detalle
de la rutina,
y, de pronto, vivir
se vuelve incertidumbre.
Te miro a los ojos
mientras tú no me miras,
mientras lees el mundo
de carrerilla,
y no te dejas ninguna calle
por cruzar.
Paseas por el alma
de quien se fija en ellos
y no puede dejar de mirar,
como si tus ojos fueran faro,
y el resto barcos que claman tu atención
como mosquitos en la noche.
Te miro a los ojos,
y al brotar en ellos una lágrima
se te aclara el color,
como si de repente
abrieras la puerta
y dejaras el corazón al descubierto,
como si la sal de tu tristeza
fuera llave de tu alma.
No te dejas querer, ni cuidar;
tú te bastas.
Pero yo he visto a tus ojos
suplicar amor,
aunque tus labios lo negaran.
Y yo me he rendido ante tus ojos.
Ante la ciega esperanza
de ser la luz que tú buscabas.

viernes, 4 de mayo de 2018

El ruido

Qué ruido tan extraño 
hace a veces el silencio.
Una especie de mar roto,
un grito seco,
el estruendoso eco
de tu ausencia.
Un verso a punto
de decirse,
la contradicción
de un sueño,
las palabras
que no llegan a salir del todo.
Extraño ruido
el que deja a veces
el silencio.
Quiero ser yo
pero contigo,
aunque tu silencio,
en vez de paz,
me deje ruido.
Aunque solo escuche
el eco de todo
lo que hemos sido,
aunque estemos tan lejos
que no podamos,
ni queramos oírnos.
Prefiero tu sonido,
sentir de cerca tu latido,
que ese extraño frío
que deja el ruido.
Ese silencio tenue,
pero extenso,
que inaugura tu partida.