miércoles, 2 de octubre de 2013

"Mi voz buscaba el viento para tocar su oído"

Y en el silencio de la noche,
en la oscura inmensidad de octubre,
estallaban tus pestañas,
contaminando de oro y naranja
un cielo vacío,
sin apenas estrellas o nubes.

Y volaba por los aires tu risa,
y se quedaba en esa trémula pared pegada
como un paracaídas,
marcando un camino hacia el altar que te aguarda.

Las estrellas de tu mirada floreciendo,
aumentaban más y más
en hálitos de pasajeros destellos.
De repente un suspiro. De repente un silencio.
Y tus huellas de mandarina esparcidas por el cielo.

Y mientras, tu boca fija,
en una eterna sonrisa de hielo
que entre brillo y atisbo ardía,
me embaucaba robándome un beso.

Así fue nuestro amor,
cálido e intenso...
pero rápido,
como tu eco.


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