se revuelve entre las calles
desde donde emerge tu ausencia,
como un eco.
Tú ya te has ido.
Tu silencio me castiga,
orbita en el vacío que has dejado
y me obliga
a borrarte
de mi memoria.
Si te vas así, libre de equipaje
y libre de mí,
qué quedará en el aire.
Qué quedará en las calles
cuando el aliento gélido de enero
cante con tu acento
y tu voz lejana, ya casi olvidada,
parta la noche en dos,
como tu insomnio.
Dejarás para el recuerdo este legado:
un beso a punto de quemarse,
la luz del último sol de la tarde
sumergida en tus ojos verde mar,
una canción de invierno
meciéndose en la niebla,
como queriendo recordarte,
y todas esas cosas
que quedaron por decir.
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