sábado, 28 de diciembre de 2013

Pseudopoesía

Que de un hola y un adiós y viceversa
multiplicado por las doce veces que pestañeo por segundo
cuando me miras a los ojos,
para que no se me escapen las estrellas que me produces
y cieguen tus pupilas de purpurina;
se cosieron el roto y el descosido
que a tontas y a locas se pelean y desean
construyendo esas dos mitades
que, unidas, evocan eso que solía llamar corazón,
que se acelera cuando te acercas
y se dilata cuando te marchas.

Que de ese tiro, y aflojo,
te miro y luego me escondo,
y de esa costumbre
de escupirnos con tirachinas las caricias,
esta boca inquieta
ha quedado sometida
a la toxina de tu saliva,
que derrite mi aliento y lo contamina.

Que de tus palabras siempre bien construidas,
tu risa que se escapa por tus débiles mejillas
y tus párpados perplejos ,
que esconden con vergüenza el reflejo de tu alegría,
-porque siempre he sabido cómo hacerte feliz-
permanece viva en mí esa necesidad inmensa
de estar siempre cerca de ti;
con la eterna y perfecta excusa
de creer que te quiero, y que me quieres.
Porque creerlo siempre ha sido suficiente.

2 comentarios:

  1. ¡Coño! Esto está muy de puta madre señorita.

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    1. A buenas horas veo tu comentario! Jaja! Muchísimas gracias :) pero ninguno como el tuyo de "El sueño"!

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