lunes, 23 de marzo de 2020

Cuando la vida vuelva

En momentos de pocas certezas
y muchas preguntas,
mirar hacia adelante 
es ahora un acto de rebeldía:
vivir se ha vuelto incertidumbre.

Duelen en la piel
los abrazos que nos faltan.
Parece que nunca nos hubieran querido.

Pero los besos dejaron su rastro
en nuestra carne entumecida.

Si las bocas se olvidan de besar,
habrá que dejar que los labios
recuerden el camino recorrido,
volver a tener quince años
y no saber qué hacer 
con las ganas ni con la lengua.

Habrá que aprender a vivir
cuando la vida vuelva
y volvamos a gastar la saliva,
y a beber por encima
de nuestras posibilidades,
y a deambular por las ciudades,
sin conciencia.

Habrá que volver a amar
con la paz del tiempo.

Las ruinas del miedo
nos harán la cama,
nos dolerán los sueños aplazados,
las cosas que no hicimos
o haber dejado 
de mirarnos a los ojos.
Pero las palabras
ya no serán naufragio.

Las palabras volverán.
Serán el idioma del amor
que nos han prohibido.

El barco de vela
con el que viajaremos 
a todos los lugares que no vimos
y a todos los poemas
que nos quedan por escribir.

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