jueves, 29 de agosto de 2013

Y solo sé que...

Hacía frío
y llegabas tarde,
lo cual me hizo pensar
que no tenías prisa.
No me equivoqué.
Llegaste y me abrazaste.
Hacía calor.
No sé cómo lo haces.
Viniste con tu para nada habitual semblante serio,
que quizá desvelaba tristeza y miedo,
y divagamos acerca de todo,
menos de lo que teníamos que decir.
Me miraste,
y yo te esquivé la mirada,
como siempre.
Y es que con solo una mirada
puedes desarmarme.
Y nada más temo.
Entonces agaché la cabeza,
y me besaste la nuca,
y el cuello,
y las entrañas.
Supe que nos lo habíamos dicho todo.
Pero por si alguna duda quedaba,
rompiste el silencio:
-Te quiero.
Y todo volvió a girar de nuevo.
Y yo...
Yo no sé cómo lo haces...

No hay comentarios:

Publicar un comentario