jueves, 2 de mayo de 2013

"Erase una vez la historia de una herida"

Le dijiste adiós
con la sonrisa partida
y el corazón en la mano.
Luego agachaste la mirada
y en un vaivén de dolor y rabia
te apresuraste por aquel pasillo interminable.
Y él, clavando su mirada en tu alma,
se despidió sin parpadear
con su voz fría y contundente.
Te marchaste, y el ambiente se contaminó
de tristeza y conversaciones pendientes.
Dime por qué, por qué se empapó tu alegría
con las mismas lágrimas de miel y de antes.
Él nunca merecería sentir el calor de tu risa
y de tus ásperas manos intocables.
No le nombres, no le huelas, no le recuerdes.
Que desaparezca para siempre.
Y que se sienta culpable
de no haber sabido quererte hasta que sangre.
Como tú le quisiste,
hasta quedarte sin estrellas y sin aire.
Y bien que lo supo la tierra,
resentida e indomable
durante aquel largo y no tan frío invierno,
agridulce y rebosante de recuerdos inolvidables.
Tantos abrazos intentando curarte,
tantos besos y palabras en balde,
tanto mirarte y cuidarte,
tanto quererte, incluso amarte.
Y tantos tantos, que ninguno fue capaz de hacerte olvidarle.

2 comentarios:

  1. Me encanta Laura!! =D Esta genial y da mucha pena pero es perfecto :) Por fin un nuevo poema más =3

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    1. Jo, muchísimas gracias Roci, en serio, me halaga mogollón que te guste lo que escribo, porque tú también lo haces genial! A ver si te animas con la poesía, seguro que se te da tan bien como la prosa!! Un besoteeeee =3

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