martes, 30 de agosto de 2022

La luz encendida

Pocas señales hay más evidentes
que la de una puerta cerrada.
Pero yo estoy aquí afuera,
y mantengo la luz encendida.

Es de noche en la ciudad
en la que se adormece el verano.
No encuentro más formas de decirte
lo que en el fondo tú ya sabes.

Pero mantengo la luz encendida.

Hay tantas palabras que no llegan
nunca a ningún sitio.
Nunca, esa palabra tan larga.

Quizá nos empeñamos
en dejar al universo
la responsabilidad de 
jugar con nuestra luz.
Debería dejar de hacerlo.
Pero, por si acaso,
aún la mantengo.

Yo prendo una luz por ti, cada noche.
Por si despiertas,
por si te decidieras a abrir los ojos,
que tú la encuentres aquí.
Rompiendo, con su ruido hostil, 
la oscuridad.

Porque a veces una luz
es algo más que una luz.

Y hay luces que traspasan puertas,
por muy cerradas que estén.
No puedo, si no,
confiar en el camino
que he ido marcando.

Espero que tú me encuentres.

Yo estoy aquí afuera.
Con la luz siempre encendida.

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