lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Qué tal algo de poesía?

Condenado a despertar solo,
mi corazón se inquieta por las noches,
revuelve las sábanas en busca de un calor prohibido
y sueña con soledades, gritos y nostalgia.

Hasta mis sueños has venido
con tu frágil marea,
con tu orgullo infinito,
a recordarme que es culpa mía que te hayas ido.
Y yo naufrago en mi tormenta
llena de frío, miedo y ruido.

Tu distante silencio
conmigo juega
en un vaivén de silbidos.
Estás más lejos que nunca.
Y tus oídos están congelados,
y mis finas palabras se desordenan
y no llegan a atravesar tu alma.
Y el mío, ardido de amor,
permanece quieto, triste y vacío.

Eso es lo que siento cuando no estoy contigo:
padezco un absurdo nada,
que me da compulsiones y extremo delirio.
Y mi corazón, enfermo de olvido,
vuelve siempre a buscarte,
perdiendo la dignidad y el sentido;
como si de su vida se tratase.

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