martes, 4 de diciembre de 2012

En primer lugar, me presento




Escribiendo. Desmembrando cada detalle de mi armadura, descifrando los códigos que me componen, los silencios que me desarman, las dudas que en mí se esconden, los dolores que me atrapan, las frustraciones que me persiguen, los sueños que me mueven , la filosofía que me define. Nunca un acto de amor fue más autodestructivo que el que destruyó a quien empezó por desgarrarse rogándole así a alguien que lo amara. Ningún engaño ha sido tan grande y débil como el que engañó al primero que decidió suicidarse de forma tan voluntaria y lenta que descomponerse en tan finas tiras de vida, que son las palabras. Clavarse un cuchillo, abrir el alma y gritar ''disparen aquí''. Confesarse a voces en un antro silencioso devastado por los ecos de otras voces que te apuntan con sus críticas de tirachinas. Desnudarse a plena calle, en medio de la inmunda turba que te observa y te atiza malévolas sonrisas. Sentir que no te queda nada porque te has entregado sin previa persecución; y, sin embargo, con todo y con eso, sentir la paz del cielo cuando lo has bombardeado todo con esas armas cuya licencia sólo tú posees, y que otros solo utilizan de manera casi ilegal. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario