sábado, 26 de enero de 2013

Oda al corazón roto

¿Quieres que te diga la verdad? No, no he llorado. Ni siquiera cuando me iba a dormir. Ni cuando me he quedado sola, o me he abstraído en un aparte mirando al infinito. No, no lo he hecho. Ni siquiera cuando la abrazabas. Tampoco cuando has recorrido su alma con la mirada. No cuando has agarrado fuerte su mano, ni mucho menos cuando has besado su frente después de besar sus labios. Y con los ojos cerrados. No he llorado. Ni siquiera cuando lo veía a través de un espejo deslumbrado. No he llorado.
¿Quieres que te diga la verdad? Algo se ha roto. No, no ha sido mi corazón. No tengo. Se lo entregué a nosequién hace ya algún tiempo. Luego se lo presté a un pasajero, que se le olvidó devolvérmelo antes de marcharse. Después me lo mandó, pero ya no sé donde lo puse. Recuerdo haberlo sacado de la caja de mudanza en la que ponía ''frágil''. Creo que luego lo expuse en mi habitación. No sé si alguien que entró se lo llevó. Me parece que no, porque después se me calló y se rompió, pero como no tenía pegamento, decidí guardar los pedazos hasta encontrar con qué coserlos. ¡Ah! Pero no tenía hueco y lo guardé en varias partes. Lo que pasa es que no  recuerdo en cuales. Creo que luego las escondí. No sé porqué. Y no sé dónde. Sé que de casa no han podido salir. Así que tienen que estar por ahí. Haber si un día las encuentro.
Pero ahora se ha roto algo. El último pétalo de aquella rosa... imaginada.
¿Quieres que te diga la verdad? Lo que me desquicia no es ver la rosa marchita. Ni siquiera creo que me duela que la quieras, porque yo a ti no te quería. Lo que me duele es que haya sido mentira; que tú lo hayas alimentado y que luego hayas querido mostrarme la verdad a tirachinas. Delante de un tumulto de gente que sentían pena al mirarme y verme fingir cada sonrisa. Duele. Duele recordar que vuestros besos, abrazos y miradas tendrían que haber sido los nuestros. No duele, sangra. Y conforme el tiempo pasa, avanzo y me doy cuenta de que es cierto. Parece mentira, tan mentira que todavía no me lo creo. Por suerte cada vez que cierro los ojos lo recuerdo, así que dentro de poco lo habré asumido por completo.
Que seas muy feliz, espero no verte en un tiempo. Yo seguiré siendo yo, con mi felicidad, mi integridad, y puede que con algún que otro cerrojo nuevo. Tú sigue siendo tú, pero intenta no romperle el corazón a nadie más, por favor, te lo ruego.
Y si quieres que te diga la verdad, sí, he llorado al escribir esto.
P.D: ''Nos aferramos al dolor porque es lo último que nos queda''

No hay comentarios:

Publicar un comentario